El acoso sexual (Parte 2)

21/04/2010| IslamWeb

Daños y perjuicios causados por el acoso sexual

Los daños y perjuicios causados por este vil comportamiento son múltiples y sus alcances no solamente se ven en esta vida, en la Otra también saldrán a relucir, tanto para la víctima como para el criminal que la hostigó. Alguien podría preguntarse: ¿cómo se vería afectada en el más allá la persona que fue agredida, si ella al fin de cuentas es solo una víctima? Para responder esta pregunta tenemos que revisar su comportamiento con el agresor, pues en algunos casos es la mujer la que genera y permite que el hombre la moleste, su forma de vestir, de hablar y de actuar son señales que le hacen saber a un malhechor de estos hasta dónde puede llegar.
Vemos en la actualidad mujeres jóvenes y adultas que andan por todas partes mostrando sus encantos con coquetería, que cuando le lanzan un piropo o se les acercan, se alegran y su ego se satisface; en este caso, ellas están cometiendo un pecado y de no arrepentirse a tiempo, tendrán que rendir cuentas por él el Día del Juicio, y si su conducta no cambia, se exponen a estar dentro de las que el Profeta Muhammad, sallallah 'alaihi wa sallam, mencionó: “Las mujeres malas son las que exhiben su encantos, esas son las hipócritas…” [Sahih Al Yami’]. Y en esta vida mujeres de esa clase no tienen el respeto de nadie, todo mundo las ve como fáciles, y solo se las tiene en cuenta para pasar el rato con ellas, no para algo serio. Ahora bien, lo anterior no significa que si la mujer actúa de esta manera entonces los hombres tienen todo el derecho de molestarlas, incomodarlas y hasta abusar de ellas, no, no hay excusa alguna que valga y que justifique semejante crimen.
En cuanto a las mujeres castas, inocentes y que actúan siempre con decoro, el daño que les causan estos abusivos es muy grande, en especial en la parte psicológica. El perjuicio es tan grave que puede llevarlas a la soltería, porque pierden la confianza en los hombres, pensando que todos son iguales y las van a acosar y denigrar de la misma forma en que lo hizo su agresor. Además, sienten rabia por la familia, porque sienten que las descuidaron y dejaron solas cuando más necesitaban de ella.
El acosador, por su parte, debe saber que su comportamiento es uno de los más graves pecados que pueda cometer una persona, el cual causa que descienda sobre él la ira de Al-lah y Su castigo, en su vida terrenal y en la del más allá. Lo más irónico de todo es encontrarnos con hombres que piensa que lo que están haciendo no es un crimen y mucho menos un pecado; creen, falsamente, que de esta forma están demostrando su virilidad ante estas pobres mujeres, por lo que se les ve “felices” a la hora de molestar a una mujer, pero ya verán lo que les espera…
Consecuencias del acoso
·        El acoso es un mal “menor” que puede conducir a uno mayor, nos referimos a la fornicación, en el caso de que la mujer acceda a los coqueteos de su agresor, o a la violación si se niega. Es un paso hacia la perdición y a la aceptación del susurro del demonio. Todo empieza con una mirada, a la que le sigue una sonrisa, un saludo, una conversación, una cita y finalmente un encuentro. Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {¡Oh, creyentes! No sigáis los pasos de Satanás, y quien siga los pasos de Satanás sepa que él induce a cometer obscenidades y actos reprobables.} [Corán 24:21]
·        El hostigamiento es un comportamiento inadecuado y prohibido hacia las mujeres. Al-lah Ha Condenado esta conducta por su vulgaridad, Dice (lo que se interpreta en español): {A Al-lah no Le Place que habléis con términos impropios} [Corán 4:148], y el Profeta Muhammad,  Sallallahu ‘alayhi  wa sallam , dijo: “Al-lah Detesta al indecente y vulgar” [At-Tirmidhi]. Entonces, ¿cómo es posible que una persona acepte para sí misma ser de aquellos a los que Al-lah Detesta por su vulgaridad?
·        Es una forma de inmiscuirse en los asuntos personales de la gente y una forma de intromisión en su privacidad. El Profeta Muhammad,  Sallallahu ‘alayhi  wa sallam , dijo al respecto: “Quien se entromete en la privacidad de su hermano musulmán, Al-lah lo Avergonzará así sea en el interior de su casa”.
·        Es un atentado contra la dignidad y la honra del ser, que va en contra de lo que nos ordenó el Mensajero de Al-lah,  Sallallahu ‘alayhi  wa sallam , en el relato que nos trasmitió Abu Hurairah, que Al-lah Esté complacido con él: “Derramar la sangre de un musulmán, despojarlo de sus bienes y deshonrarlo es Haram (prohibido)”.
·        Es una gran ofensa en contra de los creyentes y las creyentes, y una humillación, por lo que se considera este crimen como uno de los más graves pecados. ‘A’ishah, que Al-lah Esté complacido con ella, dijo: “El Enviado de Al-lah,  Sallallahu ‘alayhi  wa sallam , dijo: ‘¿Saben cuál es el acto más horrible ante Al-lah?’, la gente le respondió: ‘Al-lah y Su Mensajero sabrán’. Dijo: ‘Ofender el honor de un musulmán’. Luego recitó (lo que se interpreta en español): {Y quienes ofenden a los creyentes y a las creyentes sin tener motivo, he aquí que cometen un pecado evidente.} [Corán 33:58]”
·        Cuando la víctima del acoso es una mujer casada el castigo y el enojo de Al-lah es mucho mayor, dijo el Profeta Muhammad,  Sallallahu ‘alayhi  wa sallam : “No es de los nuestros quien corrompa a una mujer casada”.
·        El acoso puede traer como consecuencia la violencia y la división entre los miembros de una sociedad, como pasó en la antigüedad. En el tiempo del Yahiliah (la época antes del Islam) se inició una guerra conocida como la de Al Fayar, porque unos jóvenes hostigaron a una mujer en el mercado de ‘Akkadh pidiéndole que descubriera su rostro para ellos verla. Igual sucedió en Medina, siendo una de las causas de la Batalla de Banu Qainuqa’a, a una mujer que estaba en el negocio de un joyero judío se le tendió una trampa para que su cuerpo quedara expuesto frente a todos los demás; mientras ella estaba comprando, un hombre, también judío, vino por atrás de ella y amarró una parte de su vestido con otra cosa, cuando ella se puso de pié, su ‘Aurah (las partes que debe cubrir) quedo expuesta, por lo que el Profeta Muhammad,  Sallallahu ‘alayhi  wa sallam , expulsó a esa tribu de su ciudad.
El acosador no se libera tampoco de caer presa de su propio mal, pues su mal proceder le genera grandes conflictos personales y psicológicos, pierde por completo la confianza en las mujeres, así se case en el futuro con una muchacha casta y pura, siempre la comparará con las mujeres a las que el atacó y conoció en el pasado por medio de sus trampas. En su vida matrimonial no tendrá paz, todo comportamiento de su esposa le parecerá reprobable; si están en un lugar público y ella mira hacia la derecha o la izquierda, él asumirá que está buscando con su mirada a otro hombre, como lo hacían algunas de aquellas a las que molestaba; si van en el carro y ella voltea a mirar súbitamente, deducirá que vio a algún muchacho que conocía antes que él; o si está hablando por teléfono y de repente sonríe, asumirá que está hablando con un amigo secreto, y así nunca vivirá en paz, convertirá su vida matrimonial en una pesadilla, y los sentimientos encontrados y la duda permanecerán siempre presentes en su mente, todo como consecuencia de su mal proceder en el pasado.
Otro castigo del que también será víctima es que sus relaciones pasadas siempre estarán presentes en su mente y se convertirán en una gran barrera entre él y su esposa, que no le permitirá disfrutar de la vida matrimonial; por lo general, la mayoría de los acosadores termina divorciándose al poco tiempo de casados. Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {A quien se aparte del recuerdo que el Misericordioso Envió [el Corán] le Asignaremos un demonio que será su compañero inseparable [y le susurrará el mal].Y ellos [los demonios] en verdad los apartan del camino, pero [los incrédulos] piensan que están bien encaminados, pero cuando comparezcan ante Nosotros, dirán: Ojalá entre tú [¡oh, demonio!] y nosotros hubiese una distancia como entre el oriente y el occidente. ¡Qué pésimo compañero [fuiste]!} [Corán 43:36-38]

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