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Él Doctor Abeja

El Doctor Abeja

En el Corán, Al-lah, Exaltado sea, Dice (lo que se interpreta en español): {Tu Señor les inspiró a las abejas: Habitad en las moradas que hayáis construido en las montañas, en los árboles y en las que el hombre os construya. Luego, comed de todos los frutos y transitad por donde os ha facilitado vuestro Señor. De su abdomen sale un jarabe de diferentes colores que es medicina para los hombres. En esto hay un signo para quienes reflexionan.} [Corán 16:68-69]
Yo soy el doctor, yo soy quien fabrica la medicina. Usted viene a verme para tomar una medicina de mi farmacia, una que he preparado yo mismo para curarlo, por voluntad de Al-lah, de sus enfermedades. La medicina que yo hago nunca les sabe amarga a las personas que la toman; por el contrario, es dulce y deliciosa, y a todos les gusta. De hecho, tiene diferentes colores y diferentes aromas; tiene la fragancia de rosas del el jardín, flores y albahacas, o incluso de jazmín. Los colores de mi medicina son puros y hermosos: blanco, rojo o amarillo.
Su poder curativo está garantizado, y el paciente no necesita que el doctor le realice un examen médico; más aún, quienquiera que la tome no sufrirá efectos secundarios o complicaciones, porque cura y fortalece, es siempre útil y nunca inútil.
Nadie en toda la creación puede hacer esta medicina, porque es mi secreto y nadie más puede saberlo. De hecho, ninguna criatura me enseñó este secreto; más aún, nunca fui a la escuela ni tampoco estudié en ninguna universidad. Sin embargo, soy un excelente fabricante de esta medicina curativa.

No se sorprenda de lo que digo, y no piense: “Esto es increíble. Debe estar soñando”. Pues, de hecho, no estoy soñando ni mintiendo; sino que estoy diciendo la verdad y nada más que la verdad.
¿Quiere usted saber quién me enseñó mi secreto?

Pues fue el Gran Creador, Al-lah, el Todopoderoso, Quien me creó y me enseñó el camino correcto, y me guió con Su inspiración y me facilitó esta habilidad.
Al-lah, el Todopoderoso, Creó una gran fábrica en mi diminuto cuerpo, donde existen minúsculos instrumentos que hacen esta medicina. Además, Él me permite ir y extraer de las frutas y el néctar de las flores, sin dañarlas; luego, mezclo el néctar en mi cuerpo y dejo a mis instrumentos trabajar con la ayuda del Todopoderoso Al-lah, para extraer una excelente medicina, pura y muy útil. ¿Ahora sabe usted quién soy?
Sí, creo que ya sabe que soy una ABEJA, y que la medicina que fabrico es la miel. Soy una criatura muy pequeña e hiperactiva, que nunca se cansa o se hace perezosa, y tampoco se enferma. Acostumbro a hacer mi trabajo con determinación y nunca me siento aburrida, sino que paso toda mi vida haciendo miel.

Al-lah, el Todopoderoso, me inspiró para construir mi muy bien organizada vivienda, así que la construyo en forma hexagonal, fijada fuertemente de sus extremos; luego, Él me dejó volar fácilmente, usando mis pequeñas alas, para poder llegar hasta los valles y los campos verdes para extraer el néctar de las flores y probar muchas frutas antes de regresar a casa.

Cuando regreso, vacío todo lo que había recolectado y lo almaceno. Luego, salgo otra vez, y así sucesivamente, sin sentir ni fatiga ni aburrimiento.
De hecho, yo no exijo ninguna recompensa de parte de usted por mi esfuerzo, excepto que considere mi existencia y respete mi espacio de vida. Por lo tanto, no me gusta que nadie amenace mi vida o me ataque; porque nosotras, las abejas, detestamos la agresión y nos gusta vivir seguras.
Sin embargo, si alguien intenta poner en peligro nuestras vidas, somos muy aguerridas y nuestras armas son nuestros aguijones. Nuestros soldados sacrifican sus vidas por la defensa de nuestro reino y son feroces en la batalla, porque una picadura ciertamente le cuesta la vida a una abeja. Esto es debido a que su aguijón está unido a sus órganos vitales, y cuando lo clava en su víctima, sus intestinos salen de su cuerpo y muere horriblemente como podrá ver.

Al-lah, el Todopoderoso, nos Ha honrado en Su Libro (el Corán), nos ha exaltado dándole nuestro nombre a unos de sus capítulos, y nos ha otorgado el honor de Su Inspiración.
Y no sólo eso, sino que Él, el Todopoderoso, predestinó nuestras vidas y nos ha guiado enseñándonos la forma de hacer de nuestro trabajo. Si usted quiere saber algo acerca de nuestro reino o la organización de nuestro gobierno, pues le diré que nuestro reino no se diferencia mucho del suyo y nuestro gobierno se parece al suyo en gran medida.
Nosotros tenemos una Reina, quien nos gobierna y a quien nosotros obedecemos y protegemos. El trabajo se divide entre nosotros: algunos hacen la cera, otros trabajan en la miel, y otro equipo construye los refugios, mientras otros traen el agua. Acostumbramos a levantarnos muy temprano en la mañana, y el ejemplo de nuestro zángano ha llevado a la gente a decir: “él despierta tan temprano como un zángano”.
Algunos de los miembros de nuestra colmena se mantienen sacudiendo las alas para refrescar el aire de las celdas, otros son los soldados, y algunos otros son simplemente machos.
Ahora, regresemos, queridos amigos, a mi medicina.
La miel ha sido mencionada en el Corán, y Al-lah, el Todopoderoso, la describió como una cura para lo que aflige a la gente. Ésta es una medicina esterilizada, en la cual ningún microbio o insecto puede vivir. Si usted quiere estar seguro de este poder, tome algo de miel y ponga a un insecto en ella, y verá que este morirá en unos cuantos segundos.

La miel es una cura para muchas enfermedades, y ésta es la medicina recomendada por nuestro Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam,
quien dijo: “Ustedes tienen las dos curas: la miel y el Corán”. [Ibn Mayah]
Además, la miel es mencionada en el Corán cuando Al-lah, el Todopoderoso, Habla sobre los ríos del Paraíso, diciendo (lo que se interpreta en español): {En el Paraíso que le fue prometido a los piadosos hay ríos de agua cuyas propiedades son inalterables, ríos de leche que siempre tendrá buen sabor, ríos de vino [que no embriaga y] que será un deleite para quienes lo beban, y ríos de miel pura…} [Corán 47:15]
Un hombre se acercó al Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, y le dijo: “Mi hermano tiene un problema abdominal”. El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, le dijo: “Dale de beber miel”. El hombre volvió por segunda vez, y el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, le dijo: “Dale de beber miel”. El hombre volvió por tercera vez, y el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, le dijo: “Dale de beber miel”. El hombre regresó una vez más y dijo: “He hecho lo que me dijiste”. El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, entonces dijo: “Al-lah ha dicho la verdad, pero el abdomen de tu hermano ha mentido. Dale de beber miel”. Así que el hombre lo hizo beber miel y su hermano se curó.
Algunos doctores dicen que el paciente mencionado en el hadiz se encontraba en la siguiente situación: Tenía algún tipo de residuos dañinos acumulados en su estómago. Pro eso, cuando él bebió la miel por primera vez, los residuos se desintegraron y salieron de su cuerpo gradualmente. Los residuos fueron evacuados del cuerpo del paciente y este fue curado por el Poder de Al-lah, el Todopoderoso.
Ahora, queridos amigos, ustedes han conocido toda mi vida. Creo que de ahora en adelante ustedes sentirán aprecio por mí y no me temerán más; porque, como han podido ver, yo no hago daño a nadie, excepto a quien me daña, ya que mi aguijón me cuesta la vida.
Así que seamos buenos amigos y déjenme hacer el trabajo que Al-lah, el Todopoderoso, me ha inspirado y me ha enseñado a hacer.
La paz sea con ustedes.

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