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La arrogancia (parte 1 de 2)

No hay duda alguna de que la depravación es perjudicial para los individuos y las comunidades. Cuando los individuos se desvían del comportamiento moral noble y el mal de la inmoralidad se hace epidémico, se vuelven vulnerables a la división y el colapso que, a su vez, amenazan su existencia misma.
La arrogancia es una de esas enfermedades morales que afectan gravemente a la persona y a la sociedad en su conjunto. Esta enfermedad es señal de falta de visión y de ceguera en el razonamiento y la percepción de la gente. Causa que el ser humano sea engañado por lo que Al-lah Todopoderoso le concedió en términos de autoridad, apariencia física y otros placeres mundanos. Entonces, el humano empieza a despreciar a los demás y se hace arrogante; luego, esta actitud se extiende hasta afectar su relación con su Señor, Creador y Protector, al punto que se rehúsa a someterse a Él, a cumplir sus obligaciones de adoración ritual y se deja arrastrar por sus deseos vanos y pasiones, ignorando el hecho de que Al-lah lo observa, también deja de prestarle atención a la gente que lo rodea. Su ego se le presenta como sublime y bello, y hasta sus errores le parecen estar justificados.
Al-lah Todopoderoso dice: {¡Oh, seres humanos! ¿Qué fue lo que los engañó para que se apartaran de su Señor Generoso? Quien los creó, les dio forma y una conformación armoniosa} [Corán 82:6,7]. Aquí se nos pregunta qué fue lo que nos engañó y desvió. ¿Cómo podemos ser tan atrevidos con nuestro Señor, despreciando Sus mandamientos y cometiendo los pecados que Él ha prohibido? Es así que Al-lah reprende y censura a Su siervo iluso, cuya alma se complace con lograr sus caprichos, aunque estos provoquen la ira de Al-lah.
Arrogancia e ignorancia
Uno de los factores que permiten a esta enfermedad dictar las acciones que realiza una persona es la ignorancia. Si una persona niega la realidad de la vida y de los atributos divinos, se someterá a su ego, despreciará a los demás será altivo con su Señor y entonces será contado entre los arrogantes y soberbios.
Tipos de arrogancia
Algunos eruditos mencionan que hay varios tipos de arrogancia. Al Ghazali, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, dijo: “El más grave y serio tipo de arrogancia es el de los incrédulos, el de los rebeldes y el de los corruptos”. Hagamos un resumen de lo que dijo al respecto de estas tres categorías:
1. La arrogancia de los incrédulos
Algunas personas son engañadas por la vida mundana y otras son engañadas respecto a Al-lah por el gran mentiroso, Satanás. Los primeros son los que dicen que “el efectivo es mejor y más seguro que el crédito”, y establecen con esa frase una analogía respecto a esta vida mundana y la otra vida, la espiritual. En consecuencia, creen que la vida mundana es mejor que la espiritual y le dan preferencia. Esta gente reclama que, dado que la certeza es mejor que la duda, esto mismo se aplica a los placeres de este mundo comparados con la mera promesa en la otra vida.
Ahora, la arrogancia se puede tratar con la fe o la evidencia racional. En el primer caso, uno debe creer en la palabra de Al-lah Todopoderoso cuando dice:
• {[Sepan que] lo que ustedes tienen es temporal y lo que Dios tiene es eterno. A quienes hayan sido pacientes les multiplicaré la recompensa de sus obras} [Corán 16:96].
• {La vida del más allá será mejor para ti que esta} [Corán 93:4].
El segundo caso se establece por medio de la evidencia racional que demuestra la invalidez de ambas analogías insinuadas por Satanás. El primero alegó que el efectivo, como esta vida mundana, es mejor que el crédito, en referencia a la otra vida. Este es un juicio falso y está lejos de la verdad, pues solo si el efectivo y el crédito son iguales en valor y propósito el primero se podría considerar mejor; y si es menos que el crédito, entonces el crédito sería mejor. Si al incrédulo engañado se le ofreciese diez pesos en crédito por uno solo en efectivo, él nunca consideraría esa transacción como pérdida, porque, según él, el efectivo es mejor que el crédito.
Si un médico le prohíbe a un paciente consumir alimentos ricos en azúcar y grasa, ¿no dejaría el paciente de consumirlos por temor a un sufrimiento futuro?
La otra analogía, de que la certeza sería mejor que la duda, es también errada y más que la primera. Esto porque se aplicaría solo si comparásemos una certeza con algo dudoso de forma abstracta. En la vida real el comerciante, por ejemplo, con certeza se esfuerza para ganar, pero la ganancia en sí es algo dudoso. Lo mismo se aplica a un estudiante, pues se esfuerza para aprender pero no es seguro que se haga un erudito, o al cazador que se esfuerza siguiendo sus presas pero no tiene seguridad de capturarlas o cazarlas.
El creyente está seguro de que las analogías que presentan los incrédulos están erradas por dos motivos. El primero es por su fe, convicción e imitación de los profetas y los mensajeros. Este factor elimina la arrogancia, además que provee certeza a los musulmanes y a los eruditos. Es como el caso de un enfermo que no conoce la cura para su enfermedad; cuando los médicos se ponen de acuerdo y le dicen que su cura está en tal planta, el enfermo les cree sin exigirles evidencias científicas, confía en su criterio y lo aplica.
El otro factor que ayuda a mantener a raya el engaño del demonio, de que la ora vida es improbable, aparte del ya mencionado de la fe, es la reflexión interna y el análisis racional.
Sin embargo, cuando los creyentes no cumplen los mandamientos de Al-lah, evitan hacer buenas obras, siguen sus caprichos y son desobedientes, comparten con los incrédulos la arrogancia de preferir la vida mundana a la espiritual, pero no serán castigados al igual que los incrédulos, pues no permanecerán eternamente en el Infierno, sino que saldrán después de un determinado tiempo de castigo. Aún así, hay que cuidarse, pues la fe sola no es suficiente para lograr el éxito, ya que Al-lah el Todopoderoso dice: {Yo soy Perdonador con quienes se arrepienten, creen, obran rectamente y se encaminan [por el sendero recto]} [Corán 20:82].
2. La arrogancia de los creyentes desobedientes
Siguiendo con los tipos de arrogancia, tenemos a la gente que dice que Al-lah es Clementísimo y confía en Su clemencia, pero se confían en exceso de esa idea y no hacen nada de buenas obras. Además, justifican su idea caprichosa alegando que lo que hacen es encomendarse a Al-lah, para así pretender que es algo bueno en la religión. Sabiendo que la bondad de Al-lah es infinita y Su misericordia lo abarca todo, ellos creen que podrán beneficiarse de ellas solo por su fe.
Uno puede pensar que no hay nada de malo en sus pretensiones, porque Al-lah Todopoderoso dice en un hadiz qudsi: “Yo Soy como Mi siervo imagina que Soy, así es que tangan buenas expectativas de Al-lah”. Entonces parece ser un buen argumento; pero debemos saber que el demonio aprovecha esas ideas para engañarnos, porque si no fuese algo aparentemente bueno, no tendría cómo engañar al corazón. El Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, expuso esto cuando dijo: “El hombre sabio es el que se refrena a sí mismo y se esfuerza por ganar la otra vida; y el tonto es el que se deja llevar por sus caprichos y luego se confía en la indulgencia de Al-lah”. Entonces, este pensamiento optimista que no es acompañado por acciones es mal presentado por el demonio como “esperanza”, para así engañar a los ignorantes.
Sin embargo, Al-lah explica el significado de la esperanza válida cuando dice: {Aquellos que creyeron, emigraron y se esforzaron por la causa de Dios son quienes pueden esperar con certeza la misericordia de Dios, y Dios es Absolvedor, Misericordioso} [Corán 2:218]. Esto significa que esta gente sí tiene derecho a tener esperanzas de lograr la misericordia de Al-lah, porque su recompensa en la otra vida es la justa retribución por sus buenas obras en este mundo.
Al-lah Todopoderoso dice: {Y cada uno recibirá su recompensa íntegra el Día de la Resurrección} [Corán 3:185].
Imaginemos que un hombre es contratado para un trabajo de refacción por un pago especificado, y la persona que lo contrata es conocida por ser muy generosa y no solo le puede pagar lo pactado sino mucho más. Sin embargo, si el empleado no hizo su trabajo sino que se sentó a esperar su pago alegando que el contratante es muy generoso, ¿no creen ustedes que quien lo contrató pensará que esto es arrogancia y capricho en vez de optimismo y esperanza? Esto de hecho sucede cuando se ignora la diferencia entre arrogancia y esperanza.
Una vez se le dijo a Al Hasan, que Al-lah esté complacido con él: “Algunas personas dicen que tienen esperanzas de recibir la indulgencia de Al-lah pero evitan esforzarse por lograrla”. Él respondió: “¡Qué iluso e inverosímil es su capricho! Una persona que tiene esperanzas en lograr algo se esfuerza por alcanzarlo; y quien teme algo se aleja de ello”.
La esperanza de lograr la indulgencia divina que es elogiada se manifiesta en dos casos:
- El primero es el de una persona desobediente, cansada de pecar, que piensa en arrepentirse y el demonio trata de hacerle perder toda esperanza en la indulgencia de Al-lah. En este caso se debe evitar la desesperación y la persona debe recordar la aleya coránica que dice: {Dios tiene poder para perdonar todos los pecados} [Corán 39:53]. Cuando una persona pone sus esperanzas en Al-lah a la vez que se arrepiente de sus pecados, es una persona que verdaderamente pone sus esperanzas en la misericordia e indulgencia de Al-lah.
- El segundo caso es el de una persona que es demasiado arrogante para realizar actos de adoración extra y solo realiza los que son obligatorios. Esta persona debe depositar sus esperanzas en la recompensa de Al-lah y lo que Él ha preparado para los piadosos para que así reviva su celo y se sienta animado a hacer más buenas obras extras también. Debe recordar que Al-lah Todopoderoso dice: {Bienaventurados los creyentes que en sus oraciones son humildes [ante Dios], se apartan de las frivolidades, pagan el Zakat, preservan sus genitales [del adulterio y la fornicación], y solo cohabitan con sus esposas o con lo que posee su diestra, porque eso no es censurable. Pero quien busque algo más allá de eso, está transgrediendo [la ley]. [Son de los bienaventurados quienes] sean fieles a la confianza depositada en ellos, cumplen con sus compromisos y acuerdos, y cumplen con sus oraciones. [Quienes tengan estas virtudes] serán los herederos que heredarán el Firdaus, en el que morarán por toda la eternidad} [Corán 23:1-11].
3. La arrogancia de las personas que pecan más de lo que hacen buenas obras
Estas personas ponen sus esperanzas en la indulgencia de Al-lah Todopoderoso y que esta favorecerá la balanza de sus buenas obras para que pesen más que sus pecados. Estas personas, por ejemplo, donarán algunos pesos mal habidos mientras que usurpan mucho más que eso de los bienes de los musulmanes. Creen que su donación de diez pesos va a borrar todo el pecado de sus ganancias ilícitas. Ciertamente, esto es arrogancia.

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