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Él dilema de los malos pensamientos

El dilema de los malos pensamientos

La enfermedad de los malos pensamientos es la más fatal de las enfermedades y puede destruir a los individuos y a las comunidades. Una vez que echa raíces en el alma del hombre, destruye todos los lazos de intimidad y afecto e incita al odio y al resentimiento. Algunas personas, cuyos corazones están moralmente enfermos, solo ven a los demás a través de cristales oscuros. Para ellos, todas las personas son, por defecto, sospechosas o incluso culpables.

 
No cabe duda de que tener malos pensamientos sobre otros contradice las enseñanzas del Noble Corán, la Sunnah y la guía de los piadosos predecesores. Al-lah, el Todopoderoso, Dice (lo que se interpreta en español): {¡Oh, creyentes! Evitad sospechar demasiado [de la actitud de los demás], pues ciertamente algunas sospechas son un pecado; y no os espiéis ni habléis mal del ausente, pues ello es tan repulsivo como comer la carne de un hermano muerto. ¿Acaso alguno de vosotros desearía hacerlo? Por supuesto que os repugnaría. Y temed a Al-lah; ciertamente Al-lah es Indulgente, Misericordioso.} [Corán 49:12]
 
El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: “Cuídense de los malos pensamientos, porque los malos pensamientos representan lo peor del discurso falso. No busquen las faltas de los demás. No se espíen uno al otro”. El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, también enseñó a los musulmanes cómo pensar bien de los demás. Un hombre se presentó ante él y dijo: “Mi esposa ha dado a luz un niño negro (y sospecho que no es mi hijo)”. El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, le preguntó: “¿Tienes camellos?” El hombre dijo: “Sí”. El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, le preguntó: “¿De qué color son?” El hombre dijo: “Son marrones”. El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, preguntó: “¿Alguno de ellos es gris?” Él dijo: “Hay algunos grises entre ellos”. El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, preguntó: “¿De dónde crees que vino este color?” El hombre dijo: “Probablemente resultó de la predisposición hereditaria”. El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: “Igualmente, este (tu hijo) puede tener una predisposición hereditaria”. [Muslim y Bujari]
 
Los predecesores virtuosos, que Al-lah les Dé Su perdón, evitaron esta característica negativa. Ellos, que Al-lah les Dé Su perdón, buscaban excusar a los musulmanes hasta el punto de que algunos decían: “Yo busco 70 excusas para las malas acciones de mis hermanos, luego digo que él puede tener una excusa sobre la que yo no sé”. ¿Por qué no seguimos el ejemplo de los predecesores virtuosos en este sentido? Quienes piensan mal de los musulmanes siguen el ejemplo del hombre que le dijo al Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam: “Esta división no está basada en la justicia y no se pretendió con ella ganar la complacencia de Al-lah”, cuando se refería a un botín que el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, había dividido y distribuido.
 
Algunos eruditos dividen los malos pensamientos en dos tipos, ambos son considerados como pecados mayores:
 
  1. Pensar mal de Al-lah: este tipo es uno de los más atroces crímenes y pecados, porque atribuye a Al-lah algo que es impropio para Su generosidad y benevolencia.
  2. Pensar mal sobre los musulmanes: este tipo también es un pecado mayor porque a quien juzga a su hermano basado en malos pensamientos, el demonio hará que menosprecie a su hermano, niegue sus derechos, lo calumnie y lo espíe. Obviamente, todas estas cosas son conductas destructivas prohibidas. Algunos estudiosos han dicho: “Si ves a una persona que siempre piensa mal de la gente y busca exponer sus fallas, debes saber que es una mala persona. El creyente siempre busca excusas para los demás porque él es bueno y virtuoso, mientras que el hipócrita busca las faltas y defectos de otros dada su naturaleza malvada”.
 

Por lo tanto, queridos musulmanes, cuídense de los malos pensamientos. Aconsejamos suplicar a Al-lah que nos Proteja de ellos. Si no puedes alejar tus malos pensamientos, entonces lo menos que puedes hacer es permanecer en silencio y evitar hablar sobre ellos. Si consigues librarte de esos malos pensamientos, entonces habrás escapado de un grave peligro. De otro modo, quizás no estarás a salvo.

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