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Él relacionamiento de la mujer musulmana con los hombres

El relacionamiento de la mujer musulmana con los hombres

 

No permanece a solas con un hombre extraño
 
La obediencia a Al-lah, Alabado sea, y a Su Mensajero, sallallahu ‘alayhi wa sallam, sólo puede ser alcanzada siguiendo sus mandatos y manteniéndose alejada de lo prohibido. Una manera por la cual la musulmana obedece a Al-lah, Alabado sea, y a Su Mensajero, es no permaneciendo a solas con un extraño (aynabi), es decir, un hombre con el que no tiene lazos cercanos de consanguinidad; porque hacer esto es un acto haram de acuerdo al consenso de los sabios sobre las bases del hadiz: "Un hombre no debe permanecer solo con una mujer, a menos que esté un mahram junto a ella, y una mujer no debe viajar sin (la compañía de) un mahram".Un hombre se levantó y dijo: ¡Oh, Mensajero de Al-lah! Mi esposa ha emprendido el hayy y yo me alisté, por tal razón, en una expedición militar". Él, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: "Ve y realiza el hayy con tu mujer".
 
El mahram es aquel hombre con el cual a una mujer le está prohibido contraer matrimonio de forma permanente, tales como: su padre, hermanos, tíos paternos o maternos, suegros, etc.
 
El aynabi o "extraño" es un hombre a quien el matrimonio le está permitido en principio, aunque fuera un pariente, especialmente el hermano del marido y otros parientes similares. A la mujer le está vedado permanecer a solas con todos ellos, ya que el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: "Guardaos de entrar donde las mujeres". Un hombre de los Ansar le preguntó: "¡Oh, Mensajero de Al-lah! ¿Qué hay acerca del cuñado?" Él respondió: "El cuñado es la muerte".
 
El cuñado es, tanto el hermano del esposo, como otros parientes cercanos por el matrimonio. Las palabras del Profeta: "El cuñado es la muerte", significan que el mal es más probable que suceda en estas moradas que en cualquier otra parte, debido a la tranquilidad con la que el cuñado entra a la casa de su hermano. La palabra "muerte" es utilizada para enfatizar y también como una aguda advertencia, pues sentarse a solas con un cuñado puede conducir a la inmoralidad y a consecuencias calamitosas.
 
La fiel musulmana no cae en tales errores, cometidos por tanta gente negligente de hoy en día.
 
Evita juntarse libremente con los hombres
 
La verdadera creyente evita juntarse con los hombres tanto como le sea posible. No los busca ni lo seduce. De esa manera, sigue el ejemplo de Fatimah, la hija del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, las esposas del Profeta, las mujeres de los Salaf (los Sahabah y los Tabi‘in), y aquellas que siguieron su camino con sinceridad.
 
El daño que puede ocasionar a ambos sexos el hecho de interactuar libremente, es algo obvio para la mujer musulmana. Pero ahora también se está volviendo claro para los liberales que han practicado la libre interacción en su escala más amplia. Ellos percibieron que esto conduce a una caída en los niveles de educación, por eso ahora han comenzado a separar a los estudiantes varones y a las mujeres en algunas universidades e institutos de educación. Hace poco tiempo, un grupo de los más grandes educadores musulmanes visitaron Europa, América y Rusia, atestiguando esta separación. Por ejemplo, el profesor Ahmad Mudhhir Al ‘Adhamah, enviado por el Ministerio de Educación a Bélgica, visitó un cierto número de escuelas. En una de sus visitas a una escuela primaria para niñas, le preguntó a la directora: "¿Por qué no juntan a los niños y a las niñas en este nivel de educación?" Ella contestó: "Nos dimos cuenta del daño que producen a los niños y a las niñas los cursos mixtos en el ámbito primario".
 
Hubo noticias de que en Rusia llegaron a una conclusión semejante y establecieron dependencias segregadas de universidades donde los estudiantes no se mezclan.
 
En Estados Unidos existen más de 170 dependencias de universidades en las cuales los estudiantes varones y mujeres no se mezclan. Éstas fueron establecidas porque los educadores y supervisores se dieron cuenta del perjuicio causado por los cursos mixtos, aún en una sociedad que está acostumbrada a mezclarse en todas las áreas de la vida social.
 
Las evidencias de los perjuicios causados en los cursos mixtos son demasiado vastas para ser enumeradas aquí. Todo esto apunta a la sabiduría del Islam de poner fin a la libre interacción entre hombres y mujeres, y proteger las sociedades musulmanas, que se adhieren a la guía islámica, de sus efectos destructivos y nocivos.
 
No estrecha la mano de un hombre que no es mahram
 
 
Es algo natural que una musulmana que no se mezcla con hombres no desee estrechar la mano de alguien que no sea su mahram, en conformidad con la enseñanza y ejemplo del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam. Al Bujari informa que ‘A’ishah, que Al-lah Esté complacido con ella, dijo: "Cuando las creyentes emigraban hacia el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, él las examinaba y las ponía a prueba, de acuerdo con la aleya: {¡Oh, creyentes! Cuando mujeres creyentes emigren a vosotros, examinadlas [para que se os evidencie su sinceridad]...} [Corán 60:10] A cualquiera que aceptaba las condiciones exigidas a las creyentes, se le aceptaba su bai‘ah. Cuando el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, aceptó sus palabras, les dijo: “Vosotras podéis marcharos ahora, pues ciertamente he aceptado vuestro bai‘ah”., sallallahu ‘alayhi wa sallam, decía: “He aceptado vuestro bai‘ah por vuestras palabras (verbalmente)”. ¡Por Al-lah! Las manos del Profeta nunca tocaron la mano de una mujer; él solamente aceptaba su bai‘ah de palabra. ¡Por Al-lah! Él no puso otra condición a las mujeres más que aquellas que Al-lah, Alabado sea, les había impuesto; y cuando confirmaba la bai‘ah, él
 
No viaja a menos que sea con un mahram
 
Uno de los mandatos del Islam con relación a las mujeres, es que ella no debe viajar sin un acompañante mahram, pues su viaje está lleno de peligros y penurias, y no es correcto para una mujer encarar esta situación a solas, sin un mahram que la proteja y la cuide. Por eso, el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, prohibió a las mujeres viajar a solas, sin la compañía de un mahram. Esto está registrado en numerosos hadiz, a continuación citaremos dos de ellos:
·         "Una mujer no debe viajar por más de tres días, a menos que lo haga con un mahram".
·         "A una mujer que cree en Al-lah y en el Último Día no le está permitido viajar la distancia de tres días (de travesía), sin un mahram".
 
Todos los hadiz sobre este tema manifiestan que la presencia de un mahram es la condición para el viaje de las mujeres, excepto en casos de absoluta necesidad, como lo definieron los eruditos, cuyos puntos de vista difieren muy poco.
 

De esta forma, la musulmana es una fiel obediente a Al-lah, Alabado sea, al seguir Sus mandatos, acatar Sus prohibiciones y aceptar Sus regulaciones. Así, se adhiere a las enseñanzas del Islam y soporta con paciencia cualquier dificultad en la que se vea involucrada, obedeciendo a Al-lah, Alabado sea, aunque sea en contra de varias de las ideas sociales prevalecientes. Ella está llena de esperanza de que finalmente triunfará y saldrá victoriosa, como lo manifiesta el Corán: {Juro por el transcurso del tiempo que ciertamente los hombres están perdidos, salvo aquellos que crean, obran rectamente, se aconsejan mutuamente cumplir cabalmente [con los preceptos divinos] y ser pacientes y perseverantes.}[Corán103:1-3]

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