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Ün consejo para mi hija (Parte III)

Un consejo para mi hija (Parte III)

 

En los así llamados clubs progresistas y fiestas de coctel, algunos musulmanes incluso presentan a musulmanas a otros hombres que no son de su familia; después bailan juntos, acercándose tanto que sus brazos quedan alrededor de la otra persona, y sus pechos, torsos y bocas entran en contacto. En las universidades, las musulmanas exponen parte de su cuerpo y se sientan junto a chicos musulmanes sin que sus padres digan nada. Tales tendencias y muchas otras cosas no pueden reformarse de la noche a la mañana. No obstante, debemos regresar a la verdad desde la raíz del mal, aun si esto implica que el viaje es largo, ya que si queremos alcanzar nuestro destino debemos tomar el camino largo cuando no nos queda de otra.
Comencemos por disputar la interacción entre sexos, ya que el Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, dijo: “El hombre que se encuentre a solas con una mujer que no sea de su familia, tendrá sin lugar a dudas a Satanás haciéndoles compañía.” [Ahmad, At-Tirmidhi, Al Hakim]
También ha sido transmitido que el Mensajero de Al-lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, dijo: “No permitáis que ninguno de vosotros se encuentre a solas con una mujer, excepto bajo la presencia de un Mahram.” (Hombre con quien no se puede contraer matrimonio dados los lazos de sangre, lactancia o matrimonio.) [Al Bujari, Muslim]
Los argumentos a favor de que hombres y mujeres se mezclen están fuertemente ligados a los de quienes sugieren que el rostro de la mujer puede permanecer descubierto si no lleva maquillaje y se muestra tal y como Al-lah lo Creó. Esto podría ser aceptable, si bien cubrir el rostro es preferible y tiene mayor recompensa; pero la cuestión de la mezcla de sexos es algo completamente aparte. El que una mujer deje su rostro al descubierto no implica que sea libre de interactuar con hombres que no son de sus familia, de recibir a los amigos de su esposo en la casa o de saludarlos si se los encuentra en el tren o en la calle; tampoco le permite saludar de mano a sus compañeros de universidad, conversar con ellos, caminar con ellos o estudiar juntos para algún examen que se aproxime.
No debe de perder de vista el hecho de que Al-lah Todopoderoso la Creó como mujer y a él lo Creó como hombre, Poniendo en cada sexo una inclinación innata hacia el otro. Consecuentemente, ninguno de los dos -ni toda la raza humana- puede alterar lo que Al-lah Todopoderoso Creó arguyendo que ambos sexos son iguales o tratando de ignorar la atracción natural hacia los miembros del sexo opuesto.
Las personas que están a favor de la así llamada “igualdad” y de la interacción entre ambos sexos con el pretexto de la civilización y el progreso no son sino mentirosos por partida doble. Esto es porque su verdadero fin es alcanzar el regocijo físico y satisfacer sus deseos dejando que sus ojos recorran libremente a las chicas para obtener placer. No se atreven a expresar esto abiertamente y por eso disfrazan sus pensamientos huecos en palabras bombásticas tales como progreso, civilización y vida universitaria; pero la falta de sentido no se puede ocultar.
La única guía y órdenes que estas personas siguen son las impuestas por el Occidente, y la única verdad que reconocen es la respaldada por esto. Según ellos, la verdad ha dejado de ser lo contrario de la falsedad y ahora es más bien lo que se filtra desde Paris, Londres, Berlín y Nueva York, ya sea en términos de baile, obscenidad, educación mixta, revelar en atletismo partes del cuerpo que deberían permanecer cubiertas, o desnudez en las playas. En contraste, parece que para ellos la falsedad es todo aquello proveniente del mundo musulmán, de las más representativas instituciones religiosas del mundo islámico; si bien lo proveniente de tales lugares se deriva de la virtud, la guía, la castidad y la pureza del cuerpo y del corazón.
Dado que estos son sus argumentos, es obvio que son mentirosos por otra razón: Incluso en Europa y Estados Unidos hay muchas familias que no ven bien la interacción entre hombres y mujeres, tal y como hemos leído y escuchado de quienes han ido ahí. En Paris, ten en cuenta, hay padres que no permiten que sus hijas caminen con hombres o que vayan con ellos al cine. De hecho, solamente les permiten ver aquellas películas que están seguros no contienen vulgaridades o inmoralidades, lo cual es difícil si se consideran todas las absurdidades infiltradas que se promueven como arte cinematográfico por estudios atrevidos que ignoran tanto de arte como de religión. Proclaman que la libre interacción entre ambos sexos sirve para mitigar los instintos intensos, refinar la moral y purificar el alma de la energía sexual.
Dejemos que quienes han experimentado con la educación mixta nos den la respuesta. Por ejemplo en Rusia, en donde no se hace caso de ninguna religión ni se toman en cuenta las palabras de Sheijs o sacerdotes, las escuelas rechazan la educación mixta debido a que han visto la corrupción que provoca. En Estados Unidos, el alto índice de estudiantes que salen embarazadas sigue siendo un problema de salud pública. ¿Acaso queremos que lo mismo ocurra en nuestras instituciones educativas en Egipto, la Gran Siria o en cualquier otro país musulmán?
No dirijo mis palabras a los hombres jóvenes porque no tengo esperanza alguna de que escuchen. De hecho sé que probablemente se opongan a lo que digo y desprecien mis palabras, dado que si escucharan mi consejo quedarían privados de placer.
En vez de eso, mis palabras están dirigidas a vosotras, chicas creyentes, castas y religiosas; puesto que vosotras sois las víctimas. No os convirtáis en animales de sacrificio en el matadero del demonio. No escuchéis a quienes enaltecen una vida de interacción de ambos sexos en el nombre de la libertad, la civilización, el liberalismo y la vida estudiantil. La mayoría de quienes abogan por esto son gente maliciosa que no se dedican a sus esposas ni tienen hijos. Solamente buscan satisfacer placeres pasajeros que esperan vosotras podáis llenar. Soy padre de cuatro hijas; por eso cuando os defiendo las estoy defendiendo a ellas también. Quiero para vosotras el mismo bien que quiero para mis hijas.
Recordad que nada de esas tonterías que la gente promueve restaurará la castidad de una mujer, su honor perdido o su dignidad pisoteada. Si ella cae, ninguno de ellos la socorrerá. Y mientras sea hermosa correrán a alcanzarla, pero cuando su juventud se desvanezca la abandonarán de la misma manera en que un perro se olvida del hueso que ya no tiene carne.

Este es mi consejo para ti hija mía, y es la verdad. No escuches a los mal intencionados. La llave al cambio está en tus manos, no en las de los hombres. Es a través de tu determinación e intención que después de auto-reformarte podrás enderezar a la Ummah entera. Que la paz y la misericordia de Al-lah Todopoderoso sean contigo.

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